[Santiago] La ruta de Hans. El pozo de las animitas. Sus restos son conmemorados por animitas. Son pozos sin fondo, llenos de mugre y adornados popularmente con cigarros, monedas, fotos de la Virgen de Lo Vásquez, cartas de amor, flores de plástico y juguetes rotos.
"Hans, eres muy milagroso. Gracias por ayudar tanto a mi mamita, prometo venirte a ver seguido. Hans, por favor, ayúdame con la Evelyn. Gracias". "Te agradezco Hans por el favor concedido". "Adiós Hans Pozo".
Esta lista escrita en plumón se multiplica en las porosas murallas del puente que se extiende bajo la Autopista del Maipo, antes de llegar a la calle Santa Rosa. Es una mole plana y gris de cemento que cubre, además, los desolados basurales y llanos baldíos de la población Marta Brunet en Puente Alto, donde Hans Pozo, el joven asesinado y descuartizado en 2006 vivió toda su vida.
En este escenario se reparte el puzzle de su muerte. Sus restos son conmemorados por animitas. Son pozos sin fondo, llenos de mugre y adornados popularmente con cigarros, monedas, fotos de la Virgen de Lo Vásquez, cartas de amor, flores de plástico y juguetes rotos. Su recuerdo se desperdiga -para algunos devotos- entre la calle Quetalmahue, Eyzaguirre y Santa Rosa.
Recuerdo haber visto con morbo las fotos de los restos de Hans que se colaron en internet. Una masa con gestos irreconocibles y negros: el torso, las piernas y la cabeza. Lo que quedó del ‘Rucio' a quien crió su tía, María Caro, quien sufre los estragos de un cáncer al estómago que la tiene recluida en su pequeña casa en el pasaje Las Violetas, casi justo al frente del frigorífico donde comenzó esta historia, y que hoy está en arriendo. Cerrado.
[30 de noviembre de 2008]
[©la nación]
30 noviembre 2008
La Animita de Hans Pozo
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