22 enero 2008

Asesinato Impune

[Antofagasta] ¿Ceguera, amnesia o temor? Incidente habría involucrado a una decena de personas. Nadie dice nada, nadie recuerda nada o ¿nadie quiere decir ni recordar?
Silencio maldito: Homicida de ingeniero reposa tranquilo, relajado, en la pasiva vereda de la impunidad.
El 7 de febrero se cumplirán 4 meses del homicidio del joven ingeniero comercial David Alejandro Villarroel Miranda, ocurrido en circunstancias que amparadas por el pusilánime silencio siguen siendo un verdadero enigma. Un maldito enigma.
Dos de los momentos más brillantes en la vida de David. A la izquierda cuando fue campeón nacional de béisbol. A la derecha cuando se tituló de ingeniero comecial.
Dejémonos de niñerías y hablemos como hombres grandes, con claridad. Hoy en Antofagasta un homicida se pasea tranquilamente por las calles. Burlescamente. Por ahora goza de impunidad.
Delinquió. Mató. Desafió sin temor a nuestro ordenamiento jurídico y también a la Ley Natural. Mató y con ello, llevó a una madre a experimentar lo que debe constituir el peor dolor que un ser humano pueda enfrentar: La pérdida de un hijo. Mató y camina tranquilo. Mató y pese a matar, la libertad sigue siendo su cómplice compañera.
Libre. ¿Hasta cuando? Hasta el momento en que quienes vieron, participaron o supieron de la eventual riña se amarren bien los pantalones y se atrevan a decir qué pasó. En tanto ello no ocurra, el prófugo asesino seguirá tratándose de tú a tú con la desfachatez. Hoy quienes algo saben tienen una oportunidad maravillosa, única e irrepetible de impedir que otro crimen quede sin resolver. Hoy todos aquellos que matan deben saber que siempre habrá alguien que los delate. Es tiempo de demostrar que pese a que los delincuentes cada vez son más violentos, aún hay ciudadanos valientes que no permitirán que sigan sin castigo.
Libre, y seguramente su instinto de asesino y su escasa racionalidad, le impiden darse cuenta que las consecuencias de su brutal disparo no cesaron aquella noche. No. El disparo no sólo le quito la vida a David, de paso destrozó de una familia completa, que sigue sin saber qué fue lo que realmente pasó. Las esquirlas de ese balazo no fueron solamente aquellas que encontró la policía en el sitio del suceso. Las esquirlas, esas malditas esquirlas, brotan a diario en forma de lágrimas.
La duda, el desconocimiento, la incertidumbre de no saber con claridad que pasó, es lo que tiene sumida a su familia en la desesperación. Por ello ya ni siquiera piden o solicitan ayuda. Ahora ruegan, claman por ella.
La familia del malogrado joven necesita de la sensibilidad de quienes tengan algo que aportar para de una vez por todas esclarecer el homicidio del joven profesional.
Si el silencio sigue siendo el ‘password' o la contraseña en este caso, debemos asumir que estamos muy lejos de darle ese valiente mordisco a la delincuencia del que habla ‘Don Graf'. Las policías y el Ministerio Público pueden imprimir hasta sus más quijotescos esfuerzos en reunir toda la evidencia científica que sus medios les permitan, pero sin un dato, una pista valiente, responsable y certera es imposible formarse una hipótesis. Estamos hablando de policías y abogados, no de adivinos. Aquí no hay una bola de cristal. Lamentablemente. Desafortunadamente.

El Desconsuelo de una Madre que Clama Justicia:
"Mi hijo era un hombre bueno. Iba a llegar temprano".
"David era un buen hijo. Un buen niño, compartía con todos". Así describe Susana Miranda a su hijo. Sus ojos denotan su angustia, en sus ojos el dolor se palpa con cruel claridad.
David Alejandro Villarroel Miranda perdió la vida en manos homicidas a los 28 años. A una edad en que sus esfuerzos y sacrificios comenzaban a rendir sus frutos. Soltero, ingeniero comercial de la UCN, asesor y consultor de empresas.
Rockero, disfrutaba con exquisita emoción de cada concierto que se daba en Antofagasta, pero ese estruendo y pasión por las guitarras afiladas se conjugaba perfectamente con su noble espíritu solidario. Curiosamente ni su ilimitado amor al p´rojimo fue capaz de hacerlo inmune a ser atacado por otro. Irónico, pero cierto.
Matizaba sus ratos entre ese rock que lo hidrataba y su irrestricto compromiso social. Una de las últimas instituciones a las que perteneció fue ‘Un techo para Chile' y hasta su tesis se centró en contribuir con los demás.
Su trabajo para titularse lo realizó en el campamento Juanito Cruchaga donde también las esquirlas del maldito balazo siguen clavando con fiereza y crueldad. Los pobladores lo adoraban como a uno más de sus hijos.
Deportista incansable. Durante su infancia en María Elena fue un destacado beisbolista, disciplina en la que consiguió una enormidad de triunfos.
Esa noche iba a un pub, prometió a su madre llegar temprano. Algo ocurrió. Había salido solamente con un vecino y sin embargo al momento del crimen estaban junto a él otras 6 personas.

¿Qué Dice el Código Procesal Penal?
Si el silencio que reviste a este caso de una espesa incertidumbre no se debe a amnesia ni ceguera, entonces es por temor.
Sobre esta materia, nuestro Código Procesal Penal contempla varias normas que regulan la protección que se les debe brindar a estas personas en casos calificados. Así el artículo 308 señala que tratándose de casos graves y calificados el tribunal puede disponer medidas especiales destinadas a proteger la seguridad del testigo que lo solicite. La duración de estas medidas se extender´á por el tiempo que estime el tribunal, pero pueden renovarse cuantas veces se haga necesario.
En su inciso 2º establece que el Ministerio Público de oficio o a petición del interesado (el testigo) deberá adoptar las medidas que procedan para brindar a ese testigo antes o después de su declaración la debida protección.

La Protección Legal para los Testigos
En concordancia con la norma anterior, el artículo 307 del citado cuerpo legal, expresa en el inciso segundo que en el caso que exista temor que la indicación pública del domicilio pueda implicar peligro para la seguridad del testigo, el juez presidente de la sala o el juez puede eximir a ese testigo de responder dicha pregunta.
Si así fuera, y el testigo hace ejercicio de ese derecho, entonces quedará prohibida la divulgación, en cualquier forma, no sólo de su identidad, sino que de todos aquellos antecedentes que pudieran conducir a ella.
En caso de tener un dato preciso, con confianza puede recurrir también a las policías. Si su declaración permitirá hacer justicia, todo el aparataje se moverá para protegerlo
¿Seguiremos amparando a delincuentes? La familia apela a su conciencia.
[Juan Rodrigo Culún Pastén]
[22 de enero de 2008]
estrella del norte]

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