20 enero 2008

Últimos Minutos de María Soledad Lapostol

[Santiago] Cómo fueron los últimos momentos de la ejecutiva del Banco Penta. Detalles inéditos de la autopsia a Lapostol.
Según el informe del Servicio Médico Legal, la muerte de Soledad se produjo por pérdida de masa encefálica, producto de cuatro disparos que recibió en el cráneo. No fue violada, no recibió tormentos físicos ni tampoco se encontraron en su cuerpo muestras de ningún tipo de droga. La teoría de la fiscalía es que Luis Araya Galaz le disparó luego de entrar en cólera al percatarse que el saldo de su cuenta bancaria era mínimo.
El sufrimiento de la familia de María Soledad Lapostol Luco ha sido inmenso. Desde su desaparición el 29 de diciembre pasado y hasta el sábado 12 de enero de 2008 fecha en que fue detenido el presunto autor del crimen, Luis Araya Galaz , se ha dicho de todo. Una de las tesis que surgieron plantea que el crimen podría haber sido digitado para cobrar un millonario seguro. También se dijo que, como la llevaron a un motel, podría haber sido víctima de vejámenes sexuales e, incluso, tortura, ya que tenía más de un familiar vinculado a los servicios de inteligencia que operaron durante la dictadura. Pero ninguna de ellas, al parecer, tiene asidero.
Hasta ahora, la postura del fiscal a cargo de la causa, Jorge Reyes, ha sido no entregar ninguna información respecto del estado en que se encontró el cuerpo de Lapostol. Sin embargo, LND accedió a los datos de la autopsia efectuada por el Servicio Médico Legal, que dan luces sobre los momentos previos a la muerte de la mujer. Según éstos, no existen indicios de que hubiese sido violada, ni sufrido tormentos físicos, a excepción de las marcas encontradas en sus muñecas, producto de que fue esposada con una cinta plástica, material que luego fue encontrado en la casa del padre de Araya. Según los informes forenses, tampoco se encontraron muestras de drogas ni alcohol en su cuerpo. Dichos antecedentes le entregarían cierta tranquilidad a la familia Lapostol, pues, al menos, en sus últimos minutos de vida Soledad no habría sufrido violencia física, como ocurre en los llamados secuestros express. En todo caso para el esposo de Lapostol, Alfredo León, no existe espacio para el perdón. "Cuando todas las pruebas señalan que él [Araya Galaz] la mató con absoluta alevosía, el perdón me resulta casi imposible, por ahora por los menos", dijo a la revista ‘El Sábado'.
Lo que mantiene alerta a los familiares de Soledad es la tesis que actualmente baraja la fiscalía respecto de los cuatro disparos que terminaron con la vida de la ejecutiva. Según el informe del SML, su muerte se produjo "por pérdida de masa encefálica". Y para la fiscalía, la razón por la que Araya ultimó a Lapostol sería que cuando se produjo el secuestro el presunto asesino habría entrado en cólera al percatarse que el saldo de la cuenta bancaria de la mujer era de 38 mil pesos.
Para el sicólogo Giorgio Agostini, la sonrisa sarcástica que mostró en la audiencia de formalización el lunes pasado y otros aspectos de su personalidad "caracterizan a Araya como un sujeto intolerante a la frustración". Agrega que personalidades de este tipo, "con rasgos narcisistas, buscan muchas veces llamar la atención, ser considerados por los demás".
La criminóloga Tamara Santos, profesora del magíster en Criminología de la Universidad Central, en cambio, pone paños fríos respecto de conclusiones preliminares y destaca que "para estas situaciones no es posible realizar perfiles sicológicos. Lo que sí queda claro es que hay situaciones que eventualmente generan violencia. En el caso de Lapostol me da la impresión de que se le pudo haber ido de las manos. Hay algo que a la o a las personas que llevaron a cabo el secuestro, no les resultó. Esto pudo gatillar los cuatro disparos".

Los Cómplices
El martes 15 de enero, el Ministerio Público señaló que estaba descartada la posibilidad de que Luis Araya Galaz, supuesto autor material del crimen de María Soledad Lapostol, hubiera actuado con más personas. Esto, a pesar de que un día antes, el inculpado declaró ante el fiscal a cargo de la causa, Jorge Reyes, que, si bien él contactó a Lapostol para luego secuestrarla, quienes se encargaron del crimen fueron dos individuos a quienes identificó como ‘El Lito' y ‘El Cholo'. Según su versión, necesitaban conseguir un automóvil para robar la parcela de un abogado en Pirque.
En sus dichos, Araya se negó a dar mayores antecedentes respecto de su relación con ellos, según él, por temor a represalias. Pero explicó que "saliendo de la cárcel uno tiene que hacer muchas cosas que le piden", dando a entender que el robo por encargo habría sido planeado por terceros.
Hasta ahora, para la fiscalía este aspecto no es un punto crucial y su trabajo se ha centrado en las pruebas que inculpan a Araya. El Laboratorio de Criminalística de Carabineros logró, entre otros aspectos, comprobar que el sudor encontrado en el manubrio del automóvil pertenece al ADN de Araya y que restos de pólvora incrustados en su ropa corresponden a los del arma homicida. También resulta fundamental levantar la medida precautoria que dejó en libertad a su encubridora, Evelyn Cisternas. Para esto, el fiscal Reyes presentó este viernes ante el Juzgado de Garantía una apelación, cuyo objetivo es lograr la prisión preventiva.
Fuentes ligadas a la investigación advierten que si alguien realmente ayudó a Araya en el secuestro con crimen, es posible que su declaración inicial se modifique. Esto porque si no colabora con la justicia arriesga una cadena perpetua calificada (40 años de presidio antes de acceder a beneficios penitenciarios), mientras que si confiesa podría aspirar a beneficios en 20 años.

La Familia
Luis Araya Galaz vivió gran parte de su infancia en un estrecho pasaje de la población Santa Julia (Macul), barrio reconocido por su alta peligrosidad y tráfico de drogas, donde el 2007 fueron incautadas cinco mil dosis de cocaína. También es el lugar donde Araya conoció a su pareja, Evelyn Cisternas. En la población Santa Julia todos saben que con el crimen de Lapostol la familia Araya Galaz ha sufrido bastante. Por eso, a punta de piedrazos, agua y correteos, se han encargado de evitar que la prensa haga contacto con el círculo íntimo del único imputado en el caso. Al llegar hasta el lugar es posible observar que las familias de Luis Araya y Evelyn Cisternas viven en casas contiguas.
Tanto la familia de Luis como de Evelyn niegan que sus domicilios hayan sido utilizados por el ex prófugo de la justicia para evitar el cerco policial. "No tiene sentido que él se hubiera metido aquí, en circunstancias que era tan buscado. Pero eso no impidió que la policía rompiera las puertas, se robara un computador, se llevara la ropa, la camioneta y nos amenazara", asegura Raúl Araya, electricista y padre del presunto homicida. El hombre agrega que su familia tiene una fama intachable en la comuna. De hecho, según explica, todos son miembros de base de la DC. "Yo le hago trabajos regularmente a las casas de Soledad Alvear, Gutenberg Martínez y al ex Presidente Patricio Aylwin", afirma.
En este momento restan dos meses y tres semanas para que la fiscalía termine la investigación. Faltan algunas pericias fundamentales, como determinar si el arma encontrada en el lugar del crimen tiene o no las huellas de Araya, aunque, al parecer, hay antecedentes más que suficientes para determinar su culpabilidad. Pero más allá de las pruebas concretas, la criminóloga María Angélica Jiménez sentencia algo que parece razonable: "La cárcel es la escuela del delito, es algo que siempre se dice, pero que ha sido poco tocado en este caso. Él tuvo un posgrado tras las rejas, donde hay violencia al menos semanalmente. Violencia tanto institucional como entre los reclusos. No es casual que este crimen que fue tan violento comprometa a personas que ya han estado expuestas al sistema carcelario".

La Frustración de Araya
Algo probable si se considera la personalidad de Araya, a quien desde joven se le tuvo entre sus conocidos como un tipo inteligente y ambicioso, pero que insatisfecho con su calidad de vida y su humilde origen en la población Santa Julia de Macul, aspiraba a tener una mejor situación económica como fuera. Quiso estudiar Ingeniería, pero no consiguió el puntaje necesario. Finalmente, luego de seguir Matemáticas, carrera que abandonó después de un año, logró titularse en Comercio Exterior, para después convertirse en el consultor de negocios y asesor financiero de una empresa de la XI Región. Comenzó a delinquir poco después de casarse con Sandra Gómez Díaz, en abril 1997, de quien está divorciado. Desde esta fecha hasta el 25 de febrero de 1998, Araya cometió aproximadamente 15 delitos de robo con intimidación y secuestro momentáneo. El método a usar coincidió en todos los casos. Contestaba a la venta de autos por el diario, y una vez en contacto con el dueño le decía que subieran a probar el vehículo. Esta era la oportunidad que él y su cómplice, César Osorio Moscoso, amigo de la infancia y que hoy está preso en la Cárcel de Rancagua, aprovechaban para amenazar con armas a las víctimas y llevarlas a cajeros automáticos para reventar sus tarjetas.
Una vez detenido por esto, estuvo casi diez años en prisión. En el interior del penal ocupó el lugar de ‘mocito', que en jerga carcelaria quiere decir el que está resguardado especialmente por los gendarmes, que lo usan para algunos trabajos como comunicar las visitas a los demás presos, o hacerse cargo de sus negocios en el interior. En este caso, Araya era responsable de los quioscos de la ex cárcel, y también de los números del Comité de Navidad de Gendarmería. En el año 2005, temiendo por su vida, ya que quien había ocupado su puesto anteriormente en ese cargo murió en confusas circunstancias, decide hacer una denuncia por anormalidades tributarias ante el Ministerio Público, acusando operaciones irregulares cometidas por funcionarios del recinto penitenciario: estafa, malversación de caudales públicos, fraude al fisco, asociación ilícita y apropiación indebida, entre otras.
[20 de enero de 2008]
la nación]

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