20 febrero 2006

estrangulan y queman a anciana

La noche del martes 12 de enero de 2006 la policía encontró el cuerpo calcinado de Guillermina Ferrer, de 81 años, en su casa en Quinta Normal, Santiago.
Para matarla, su asesino usó una piola de freno de una bicicleta del taller del que se ocupaba la víctima. Aparentemente la sentó y amarró a una silla de su comedor, la estranguló y luego, tras armar una fogata con papeles y ropas debajo de la silla, le prendió fuego.
Los vecinos llamaron a la policía al ver que salía humo por el tejado de la vivienda. Gritaron a la señora, que no contestó. Los vecinos entraron por la ventana, para descubrir el cadáver calcinado.
La policía y vecinos sospechan que el asesino es un conocido de la víctima y que provocó el incendio en un intento por borrar sus huellas.
Luego de matarla, el asesino revisó el dormitorio de la víctima. Tras prenderle fuego y huir, un vecino vio las llamaradas y el humo y entró con otro violentamente a la vivienda. Pero nada pudieron hacer por la anciana envuelta en llamas.
Antes de escapar, el homicida abrió las llaves de la cocinilla de gas, que no llegaron a explotar debido a la rápida intervención de los vecinos.
Guillermina Ferrer había llegado a vivir ahí hace cincuenta años y desde hacía veinte atendía el taller de bicicletas.
Tenía tres hijos. Había enviudado hace dos años. Tras la muerte de su marido se sostenía reparando bicicletas, de su montepío y de las monedas que le dejaba un teléfono público.
Cerraba todos los días su taller sistemáticamente a las 9 y media de la noche.
Su vecina Gloria Torrealba sospecha que, como no escuchara gritos ni ruidos, que el homicida era un conocido de la víctima.
Sus hijos exigieron justicia y la muerte del criminal.
El comisario Alejandro Arriagada dijo que la policía ya tenía un sospechoso: un cliente de Guillermina.
[12-1-2006][©la tercera]

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