La historia de Rebeca Valenzuela-Schäfer. Adoptada en juicio fraudulento al igual que otros doce niños chilenos. Integra el grupo de hijos de campesinos de los que la jerarquía de la organización ilícita criminal se apoderó, incluso en varios casos contra la voluntad de sus padres. ¿Será tan mala Rebeca Schäfer como el que dice ser su padre? Es la pregunta que hoy se hacen muchos tras su detención el viernes pasado en el paso fronterizo Los Libertadores, proveniente de Argentina.
Hasta ahora, la historia de esta mujer está rodeada de misterios como los que todavía encierra Colonia Dignidad. Rebeca del Carmen Valenzuela Soto, nacida el 17 de abril de 1967, hija de un padre campesino chileno analfabeto, perdió a su madre, otra campesina chilena, algunas semanas después que la mujer la trajo al mundo.
La niña Rebeca, inscrita regularmente con su nombre chileno en el Registro Civil de Catillo, a unos 12 kilómetros del predio de la Colonia ubicado en el límite de las regiones VII y VIII, integra el grupo de hijos de campesinos de los que la jerarquía de esta organización ilícita criminal se apoderó, incluso en varios casos contra la voluntad de sus padres.
Aun cuando su padre Roberto la llevó a la Colonia para que, luego de la muerte de su madre, la tuvieran un tiempo porque tenía otros siete hijos que alimentar y no podía con todos, tras algunos años quiso recuperarla. Pero se encontró con la misma respuesta que la jerarquía alemana dio a otros padres: "ella nos pertenece". El caso se repitió, que se sepa, al menos otras doce veces, según declaraciones de fugados de Dignidad y como quedó establecido en comisiones investigadoras.
¿Por Qué?
Hasta ahora no se sabe por qué el jefe de la secta, Paul Schäfer, la eligió, pero el caso es que con fecha 23 de febrero de 1976 la adoptó y así quedó consignado en el Registro Civil de Catillo, donde los alemanes hacían y deshacían. Desde entonces se llama Rebeca Schäfer Schneider, por los dos apellidos del líder del clan.
Todos los juicios de adopción de niños chilenos ocurrieron en forma fraudulenta, como se comprobó en las comisiones investigadoras de los delitos de Dignidad. Todos fueron "express" y duraron apenas un par de meses. Pero nunca pasó nada, como con la inmensa mayoría de los casi setenta juicios contra Dignidad, exceptuando aquellos por delitos de lesa humanidad y un par más. Representando a los ‘nuevos padres' en estos ‘juicios de adopción' realizados en el Juzgado de Letras de Parral, donde también estos alemanes se paseaban como dueños y señores, figuraron connotados abogados de la plaza.
Algunos de sus hermanos biológicos chilenos, como Nora y Juan Valenzuela Soto, no ven a Rebeca desde que su padre la llevó a la Colonia. Otros ya están muertos.
¿Cuánto sabe verdaderamente Rebeca? Nadie conoce esa información, tampoco el juez Jorge Zepeda quien, de inmediato, tras su arresto fue al paso Los Libertadores, la interrogó y la procesó por el delito de asociación ilícita para delinquir. No obstante, se presume que sabe mucho, sobre todo en detalles, por su permanente cercanía con Paul Schäfer incluido el período en que éste estuvo prófugo escondido en Argentina.
La Vuelta
Aunque ella no lo ha declarado así, decidió volver a Chile para entregarse a la justicia, pues sabía que sería detenida.
En Argentina todavía quedan los otros cuatro miembros de la secta que acompañaban a Paul Schäfer en su escondite. Uno de ellos es Matthias Gerlach Maschke, inscrito en Catillo al igual que Rebeca al nacer, como Carlos Antonio González Castillo.
‘Matthias' es otra de las víctimas de Colonia Dignidad quitadas a campesinos chilenos de la zona. En su caso, Carlos González nació en el hospital de los alemanes el 1 de agosto de 1971, pero su madre, Rosa Castillo, murió en ese mismo recinto el 26 de julio de 1972, por una "bronconeumonía", según el parte oficial. El destino de Carlos fue el mismo que el de Rebeca.
[Jorge Escalante]
[25 de octubre de 2006]
[©la nación]
27 octubre 2006
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