19 octubre 2007

juicio a violadores en serie

[Los Ángeles] En la historia delictual de Los Ángeles, se recuerdan los casos de atacantes sexuales seriales que sembraron el terror en parejas que buscaban lugares apartados y oscuros para intimar. A principio de los ´80, el ‘Mantequilla', que ahora purga una condena de 20 años en la Región Metropolitana, fue un verdadero dolor de cabeza para las policías por la decena de ultrajes que se le atribuyeron en el sector de María Dolores, al poniente de la ciudad.
Con el ‘Níspero' ocurrió algo similar en los ‘90, aunque su radio de acción se situó preferentemente en el acceso norte de esta capital provincial.
Sin embargo, el historial delictual en el país prácticamente no registra casos de una pareja de violadores en serie.
En Chile, los que pueden homologarse son los ‘Sicópatas de Viña de Mar' que ultrajaron y asesinaron a una decena de personas a principio de los ‘80. Jorge Sagredo Pizarro y Carlos Alberto Tops Collins, ambos carabineros en servicio activo, acabaron sus vidas frente a un pelotón de fusilamiento en 1985.
Sin embargo, en Los Ángeles, durante más de dos años y medio, la Policía de Investigaciones estuvo de cabezas tratando de dar con los autores de una decena de ataques sexuales, focalizados principalmente en el sector del camino a María Dolores.
En todos los casos, el modus operandi fue similar: sujetos con sus rostros cubiertos ubicaban a parejas solitarias, los reducían con extrema violencia, robaban dinero y celulares y luego, entre ambos delincuentes, ultrajaban a la mujer.
Entre el 7 de enero de 2004 y el 25 de mayo de 2006, una decena de mujeres fue violentada sexualmente. En ocho ocasiones ocurrió en el camino a María Dolores, en alguno de los tantos lugares oscuros y apartados. Uno sucedió en el sector El Arrayán y otro en El Avellano (ex Ruta 5 Sur).
Las secuelas para las víctimas fueron terribles. La mayoría debió recibir tratamiento psiquiátrico y psicológico. Una de ellas pensó en quitarse la vida.
Hubo muchas pistas y varios sospechosos. Incluso, un sujeto estuvo preso un año y medio porque hubo sospechas en su contra.
Al final, todo quedó en nada. Sin embargo, el teléfono celular robado a una de las víctimas, fue la punta de la hebra que llevó hasta Víctor Segundo Gómez Quezada, de 43 años.
Él mismo delató a su compañero de andanzas, Daniel Segundo Jorquera Hermosilla (53). Ambos son obreros de escasa educación. Las evidencias en contra de ambos parecen contundentes y demoledores.
[19 de octubre de 2007]
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