15 marzo 2006

asesinó a empresario arruinado y se suicidó

Macabro: Rentista estaba desahuciado y le cobró con un arma de fuego el arriendo de dos años. No aceptó propuesta del textil de pagarle con sus máquinas y desató furia a tunazos. Víctima había montado taller en Quinta Normal.
Un enfurecido rentista que, según se dijo posteriormente, "no tenía nada que perder porque padecía de una enfermedad terminal y estaba desahuciado", mató de cinco balazos a uno de sus arrendatarios, y luego se suicidó al interior de la vivienda en litigio, en la comuna de Quinta Normal.
La familia de la víctima describió el incidente como una "emboscada", y pidió una investigación a fondo del incidente.
La Cuarta logró establecer que el drama se inició pasadas las 10 horas de ayer, cuando hasta el caserón ubicado en General Brayer 1750 llegó el propietario del inmueble, Pedro Llada, 55, junto al peruano Juan Góngora Mosquera, su corredor de propiedades.

Cita Fatal
Según los familiares de la víctima, Ángel Custodio Bastías Ponce, 59, casado tres hijos, domiciliado en Pudahuel, fue citado en la tarde anterior por su casero con el fin de regularizar una deuda de 3 millones de pesos, acumulada tras dos años de mensualidades impagas.
En ese lugar Bastías había mantenido una fábrica de panties y poleras, que quebró luego.
El microempresario habría prometido, una vez más, saldar la cuenta con el valor de la red trifásica que había instalado en su local, avaluada en palo y medio, y el valor de dos máquinas tejedoras, dos overlock para terminaciones, y un compresor. Sin embargo, la negociación no tardó en transformarse en una agria discusión cuando, según la secretaria de Góngora, se negó a firmar el acuerdo que le propuso don Pedro, quien vivía con su esposa, también enferma, en Rancagua. Fue entonces cuando Llada sacó un arma de fuego y disparó sobre el arruinado empresario textil, quien moribundo salió a la calle, donde le pidió ayuda a su vecina, Rosa Lara.
"Se apretaba la guatita con las dos manos. Yo creí que me estaba jugando una broma, pero cuando vi cómo le chorreaba la sangre, llamé a mi marido Francisco Martínez y él lo llevó hasta la Posta 3. Lamentablemente todo fue en vano y falleció a la una de la tarde", relató la mujer.
Mientras Bastías iba rumbo a la posta, el homicida se suicidó al interior del desmantelado taller.
Al abandonar el lugar Góngora sólo atinó a decir píamente ante la prensa que la experiencia vivida en calidad de testigo fue horrible. "Se perdieron dos vidas. Eso ocurre cuando la gente no conoce a Jesús. Espero que estas dos personas se hayan reconciliado ante el Señor".
José, hermano de la víctima, dijo que estaba seguro de que Ángel fue objeto "de una encerrona", y que su familia exigirá que la fiscal María Verónica Avilés investigue a fondo el sangriento episodio.

[Manuel Vega O.]
[15 de marzo de 2006]
la cuarta]

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