[Jorge Cárdenas] Balazos y lluvia de piedras en la villa El Volcán 2 de Puente Alto. Una turba de cien personas se enfrentó a Carabineros en su intento por linchar al padre, a quien culpaban de los crímenes. A las cinco y media de la madrugada del domingo, los habitantes de la villa El Volcán 2 de Puente Alto escucharon gritos en la casa de los Ortiz Ruiz, pero nadie le dio mayor importancia. En la vivienda sólo estaban Marcela Ruiz Morales y sus tres hijos, una familia que no se relacionaba con el resto de la población y sólo eran conocidos porque eran "muy evangélicos", según su vecina, Ximena Maureira. Ayer por la tarde, la madre rondó el estrecho y barroso pasaje El Ingenio pidiendo dinero para comprar pan. En el vecindario se sabía que su pareja, Andrés Ortiz Armijo, la habría abandonado hace dos semanas, sin dejarle recursos. Ella estaba tranquila, según los testigos. Pese a esta aparente calma, la visita del padre de familia dejó al descubierto un drama. Luego de la final del Mundial, el hombre llegó al departamento, encontrando con profundos cortes en sus muñecas pero con vida. En una cama yacían los tres niños, ordenados por edad. Al tocarle la mano al menor, Brayan Adán, de seis meses, Ortiz se dio cuenta de que estaba muerto, al igual que Damián Andrés, de dos años, y Francisco Ezequiel, de un año. Todos tenían heridas cortopunzantes en el pecho, posiblemente causadas la madrugada anterior, por la desesperación de la dueña de casa al verse abandonada por su pareja. Un poblador que no quiso ser identificado dice haber visto al padre cuando salió de la casa para informar del macabro hecho a la policía. "Me dijo muy relajado que su señora había matado a los niños. No le creí, pero al rato llegaron carabineros". El rumor del parricidio cundió rápido por la villa. La furia se apoderó de los habitantes y se reunió un grupo de cien pobladores que intentó linchar al padre, pese a la presencia policial. Los vecinos enardecidos empezaron a tirar piedras en contra de la casa de los Ortiz Ruiz, donde el hombre estaba siendo interrogado por el fiscal de Puente Alto, Pablo Sabaj. Para garantizar una salida segura, el padre fue disfrazado de carabinero, pese a lo cual la turba lanzó objetos contundentes al carro policial. Incluso se escucharon doce disparos al aire. Una vez desocupada la vivienda, los vecinos ingresaron para observar una escena desalentadora: enormes manchas de sangre sobre la cama de los niños y en las paredes. ""Que no vuelvan esos compadres. Todos tenemos problemas, pero nadie mata a sus hijos", amenazó una mujer.
[Jorge Cárdenas]
[julio de 2006]
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29 julio 2006
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