[C. Merino/M. Vega ]Impactante relato en tribunal de Mary López, quien arriesga perpetua por apuñalar a Álex Cáriz. "Abusaba de mí sedada", asegura mujer que asesinó a su marido. Primeros años de matrimonio fueron felices, pero violación de hijita mandó todo a la punta del cerro. "Si él me tomaba del pelo, yo le mordía la mano"
Con sus ojos arrasados por las lágrimas, Mary López Rivera recordó ayer, durante el Juicio Oral por el parricidio de Álex Cáriz Orellana, los últimos años de su desgraciado matrimonio.
La relación terminó brutalmente cuando el 9 de mayo de 2005 se abalanzó sobre su pareja, impulsada por un fogonazo de dignidad, mezclada con resentimiento, y lo apuñaló.
En su emocionado relato, la mujer narró su vida junto a Cáriz, a quien conoció en Calama, donde se casaron tras un año de convivencia: "Los primeros años fueron muy felices".
Terrible
Fruto de este matrimonio nació la tercera de sus hijas, una pequeña que a los 11 años se suicidó, tras ser víctima de una violación, una tragedia de la que sus padres no se enteraron inmediatamente y que terminó por quebrar su relación y generar una ola de violencia entre ellos.
"Nunca fui una mujer sumisa. Si él me tomaba del pelo, yo le mordía la mano", dijo Mary al responder el interrogatorio de la fiscal Paula Rossel.
Clave
La muerte de su hija destruyó su vida y la convirtió en dependiente de los fármacos, los cuales comenzaron a formar parte de su dieta diaria de sobrevivencia. Ansiolíticos, antidepresivos, pepas para dormir.
Su marido, dice la mujer, aprovechaba el sueño que ella conseguía con los fármacos para abusarla y utilizar su cuerpo para cometer aberraciones sexuales.
"La noche anterior a su muerte, cuando llegó a la casa y comenzamos a discutir, yo tenía mucho miedo. No podía entender su mente, lo que quería hacer conmigo", añadió.
Pese a estar separados desde hace tres años y que un tribunal rancagüino había decretado en contra de su pareja una orden de prohibición de acercarse a su domicilio, Mary aceptó almorzar con Álex en su casa.
Los hechos se desencadenaron rápidamente y sólo terminaron cuando la mujer llamó al Hospital de Rancagua para pedir ayuda porque había enterrado un puñal en el pecho de su ex marido.
Ella ahora arriesga una condena que va desde los 15 años a prisión perpetua.
[C. Merino/M. Vega ]
[24 de mayo de 2006]
[©la cuarta]
24 mayo 2006
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