[Marcelo Garay Vergara ] Archivos del crimen. Procedimiento marcó hito en la medicina legista al aclarar famoso caso a comienzos del siglo pasado. Crimen en Legación Alemana: Peritaje descubrió a canciller que simuló su muerte. Funcionario germano mató a portero, lo vistió con su ropa y luego incendió inmueble para hacer creer que era él quien había muerto carbonizado. Fue capturado cuando huía hacia Argentina.
Ciertamente los errores de identificación de los detenidos desaparecidos del Patio 29 del Cementerio General marcaron un antes y un después en la historia médico-legista de nuestro país. Aunque con efectos inversamente proporcionales, no muy distinto fue lo ocurrido a principios del siglo pasado, cuando avanzados peritajes científicos permitieron aclarar el crimen de la Legación Alemana (embajada), ocurrido en febrero de 1909.
Aquella vez el entonces canciller Guillermo Becker Trambauer (38) simuló su propio asesinato para ocultar un desfalco y dio muerte al funcionario de la representación diplomática, Exequiel Tapia, de 25 años, un ex sargento 1° del Regimiento Cazadores.
El crimen no sólo conmocionó al Chile de la época. También traspasó las fronteras y puso en jaque las relaciones entre el Gobierno de don Pedro Montt y el entonces Imperio Alemán. Y no sólo en el terreno político-diplomático, sino también respecto de la jurisprudencia internacional.
El Incendio
Pasadas las 13:00 horas del 5 de febrero de 1909 las compañías de Agua y Hachas de Santiago recibieron el alerta de incendio en calle Nataniel Cox N°102, esquina de Alonso Ovalle. Las llamas consumieron por completo el edificio de la Legación Alemana. Sin embargo, el siniestro escondía algo más terrible: El homicidio de un hombre que de inmediato se supuso era el canciller Guillermo Becker Trambauer.
Fue el propio ministro de Alemania, Barón von Bodman, el primero en ingresar al lugar siniestrado y certificar que el cadáver hallado entre los escombros, completamente calcinado e irreconocible, pertenecía al canciller.
Para el funcionario no hubo duda. El canciller se había quedado trabajando en su escritorio y el cadáver vestía su ropa, cargaba su anillo de boda y otras pertenencias. Sólo una cosa inquietó al Barón: la ausencia del portero Tapia, pues sólo había un cadáver.
Una Farsa
Pero ¿qué había ocurrido en realidad?
Al mediodía de ese viernes 5 de febrero, el canciller Becker y el portero Tapia se encontraban en la Legación cuando se declaró el incendio. La autopsia practicada esa misma noche y que ‘confirmó' que se trataba de Becker, y la extraña desaparición de Tapia, despertaron las dudas sobre un homicidio. El móvil parecía ser el robo, pues en la caja fuerte de las oficinas faltaban 27 mil pesos de la época.
El principal sospechoso era Tapia.
Además, una serie de cartas con amenazas de muerte recibidas por el canciller las semanas previas al incendio, reforzaban la hipótesis del asesinato. Se trataba de anónimos firmados por "Varios Chilenos", en los que se le instaba a desistir de una demanda que la representación alemana seguía contra habitantes de Caleu, por agredir a unos turistas alemanes.
Toda esa teoría se derrumbaría más tarde cuando, una vez aclarado el crimen, se descubrió que las misivas habían sido escritas de puño y letra por Becker. Eso sí, la primera duda acerca de que el muerto no era el canciller surgió cuando Otto Izacovich, conocido de éste, declaró haber visto al funcionario en el Portal Edwards, la misma noche del crimen. Según Izacovich, cuando le habló Becker le respondió con un seco "Yo a usted no lo conozco" y huyó raudamante a bordo de un coche. El testigo fue visto como un loco.
La Dentadura
Sólo pericias dentales practicadas por el doctor Germán Valenzuela Basterrica permitieron conocer la identidad del cadáver hallado en las ruinas de la embajada: Se trataba de Exequiel Tapia.
Becker había planificado el ‘crimen perfecto', pero no contó con que ya entonces la ciencia tenía algo que decir.
Fue atrapado cuando intentaba cruzar a Argentina por la zona de Lonquimay. Tras un año de investigación, fue fusilado la fría mañana del 5 de julio de 1910 en la ex Penitenciaría, luego de que el presidente Montt no acogiera su petición de indulto.
Alemania Cedió Jurisprudencia
La detención del ex cancillar Guillermo Becker en la frontera de la Novena Región de la Araucanía, no sólo permitió aclarar un crimen complicado para las autoridades de la época. Su captura despertó, junto con un masivo interés periodístico nacional y extranjero, la creatividad del mundo de las letras.
Fue así que el poeta chileno Arturo Torres Rioseco dio vida al ‘Romance de Guillermo Becker', en el que narra en décimas la huida del asesino.
"Solo va Guillermo Becker, solo va, sin compañía; la barba que era de oro ya de carbón la tenía; las manos que eran muy blancas, lánguidas son y amarillas; en su semblante se nota una gran melancolía. Solo va Guillermo Becker camino de la Arentina", se lee en su obra.
Jurisprudencia
Pero también desató una seria discusión. El homicidio de Tapia a manos de Becker se había cometido en el interior de la embajada, por lo tanto en territorio alemán. Además se trataba de un funcionario que, sin ser diplomático, prestaba servicios para el gobierno alemán. Por ello, previo al juicio fue necesario resolver ese aspecto jurídico ante las autoridades germanas. Con fecha 16 de febrero de 1909, el gobierno imperial alemán entregó a la jurisdicción chilena la responsabilidad de juzgar a Becker.
Pieza ósea de Exequiel Tapia es exhibida en el Museo Odontológico: Médico pidió cráneo de víctima
Al surgir las dudas acerca del crimen fue necesaria la realización de nuevos peritajes al cadáver carbonizado. Fue así que el juez que investigó el hecho, dispuso que se realizaran pericias dentales e hizo cargo de ello al doctor Germán Valenzuela Basterrica, quien gozaba de un gran prestigio como director de la Escuela Dental.
El médico había expresado su interés de realizar la pericia, luego de que en una conversación familiar se hiciera mención al crimen y a un detalle que le llamó poderosamente la atención: La viuda de Tapia había dicho al juez y también a la prensa de la época que su marido tenía completa su dentadura.
Una vez que contó con la autorización del juez, Valenzuela Basterrica se trasladó hasta la casa donde era velado el supuesto cuerpo de Becker. Tras un exhaustivo examen ocular y dactil a las piezas dentales del cadáver, en presencia de médicos alemanes, y al tanto de las fichas médicas del canciller en poder de un colega dentista que lo atendía, determinó que se trataba de Tapia.
Su conclusión fue elevada en un detallado informe al juez instructor. Fue irreprochable. Con toda la pulcra retórica de la época, el médico señaló que el cadáver no pertenecía al canciller.
En reconocimiento a su labor se dio impulso al desarrollo de la actual Facultad de Odontología de la Universidad de Chile.
[Marcelo Garay Vergara ]
[17 de mayo de 2006]
[©la cuarta]
17 mayo 2006
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1 comentario:
Excelente. Al respecto, existe el libro "Crimen en la legación Alemana" de don Santiago Benadava, Abogado; cuyos servicios fueron contratados por el Gobierno de Chile ante la detención del Gral. Pinochet en Londres en 1998 para representar la posición jurídica del Estado de Chile ante el Inglés.
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