25 septiembre 2006

después de trece años

[Cipolletti, Argentina] A 13 años del homicidio, análisis balístico identificó a culpable. Peritaje chileno logró vuelco de caso argentino. Se trata de la muerte de la joven chilena Yanet Opazo ocurrida el 26 de junio de 1993, en la ciudad de Cipolletti, Argentina, en el marco de una serie de femicidios. Investigaciones fue elegida por sobre el FBI norteamericano para realizar la pericia.
Una pericia balística encargada al Laboratorio de Criminalística de Investigaciones (Lacrim) provocó un vuelco en un proceso judicial que se sustancia por el homicidio de la joven chilena Yanet Opazo (17), ocurrido hace trece años en la ciudad de Cipolletti, Argentina.
El análisis entregó un culpable y aporta luces a este caso que fue sobreseído por la justicia trasandina con culpables identificados, bajo un manto de dudas y falta de pruebas concretas.
La muerte de Yanet Opazo se produjo el 26 de junio de 1993, y según lo relatan testimonios y la prensa de la época, está lejos de ser un hecho aislado.
La joven fue asesinada de un balazo mientras paseaba junto a su amiga Claudina Kilapi, por el barrio Labraña, en Cipolletti, una localidad de la provincia de Río Negro, en el sur del país vecino. La otra muchacha también fue herida pero sobrevivió al ataque, lo que permitió reunir antecedentes del agresor.
Cinco años más tarde, Claudio Kielmasz (23) se acercó a los padres de la menor y les entregó el arma homicida en calidad de presunto testigo.
Luego de cambiar en diversas oportunidades la versión, el sujeto aseguró que el arma estaba vinculada al triple asesinato de las hermanas María Emilia y Paula González y Verónica Villar, ocurrido el 11 de noviembre de 1997, en la misma localidad. Las tres niñas fueron secuestradas y dos días más tarde sus cuerpos fueron hallados muertos en un bosque.
En tal oportunidad, Kielmasz fue condenado a presidio perpetuo, junto a Fabián González a quien se le asignó una pena de 18 años. Sin embargo, el primero fue sobreseído y el segundo quedó con el beneficio de la ‘falta de méritos', esto último es un resquicio legal que permite reabrir un caso si surgen nuevas pruebas.
Tiempo después Cipolletti sufrió el azote de un nuevo triple asesinato de mujeres, esta vez de profesionales ligadas al área de la salud, revelando un curioso parecido en el modo de operar del asesino al de los otros dos casos: violación, tortura, mordazas, entre otros aspectos. En todos los casos no se logró identificar a culpables.

Vuelco
La importancia de la pericia encargada a Investigaciones por el fiscal argentino Luis Galeano es que permitió determinar a qué arma pertenecían las balas, luego de varios años en que en el país vecino había análisis contradictorios.
Según explicó el subcomisario Luis Farías de la policía civil chilena -ante el juicio que reanaliza la responsabilidad de González- la pericia fue efectuada con el Sistema Integrado de Identificación Balística, y la conclusión es que el proyectil corresponde al arma calibre 22 de Kielmasz.
La pesquisa fue encargada ante la reapertura del caso porque antes de dictar condena se necesitaba una pericia con resultados contundentes, que no tendiera al error y que fuera efectuada por una policía que no hubiera participado en el proceso y que diera garantía de independencia.
Investigaciones compitió con el FBI norteamericano, siendo elegida la nacional.

Usan Moderno Sistema Para Identificar Proyectil
La pericia efectuada por el Lacrim, utilizó el Sistema Integrado de Identificación Balística (IBIS), un equipo que tienen también en Estados Unidos, Europa y en algunos países latinos, excepto Argentina. Según expuso en el juicio el subcomisario Luis Farías, el IBIS es una herramienta tecnológica que permite analizar proyectiles y vainas adquiriendo imágenes de las mismas y comparadas automáticamente.
Los expertos recibieron 27 proyectiles, no las armas. Uno de ellos era el que había sido extraído del cuerpo de Yanet, llegando a la conclusión que se trataba de un arma calibre 22 de propiedad de Kielmasz.
El sistema IBIS fue usado en Chile también a principios de 2000 para identificar de qué arma habían salido las balas que terminaron con la vida del dirigente sindical Tucapel Jiménez.
En la oportunidad se estableció que la munición salió de un revólver muy exclusivo marca Dam Wesson, también calibre 22.
[Carla Gallegos]
[25 de septiembre de 2006]
la nación]

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