[Concepción] Después de 38 años Juan Carlos Riquelme Espinoza se reencuentra con su familia. "Si mi papá me vendió, que Dios lo perdone". Su padre lo dio por muerto, pero su mamá nunca se convenció.Ambos se buscaron y ayer por primera vez disfrutaron de un domingo familiar.
Con evidente emoción, pero sin una pizca de timidez, Juan Carlos hace una entrada triunfal a la casa de su madre. Todos lo esperan de pie y como no, si ayer era el primer domingo que lo tendrían sentado en la mesa familiar.
Los abrazos parecían interminables y la única forma de recuperar los 38 años que estuvieron separados. La decisión no fue de él y menos de su madre. Aunque parezca desgarrador, su propio padre lo dio por muerto al nacer.
Pero esto no es todo, según dicen, lo entregó a una familia a cambio de dinero. "Yo no estoy seguro de eso, pero si mi padre me vendió, que Dios lo perdone".
Desde entonces y hasta los 12 años vivió en Quirihue con quienes creía eran sus padres biológicos.
Su vida transcurría de forma normal y sin grandes preocupaciones, pero un día su mundo se derrumbó...
La Verdad
El verdadero padre apareció en su casa, para contarle quién era. "Andaba con una foto de mi mamá, me dijo que tenía más hermanos, pero nunca me aclaró donde estaban", relata.
Su expresión en el rostro cambia radicalmente y demuestra la angustia de años. "Yo era chico y empezó el sufrimiento. Todas las noches me preguntaba que habría pasado con mi mamá y hermanos, por qué me estaba pasando eso". Recalca que en ese entonces su mente era frágil y que sencillamente no entendía nada. "Salía a caminar, porque no hacía más que llorar".
La Búsqueda
Pero esa no sería la etapa más difícil. La rebeldía no demoró en llegar y en provocar dos intentos de suicidio. "Me fui de la casa y una familia me acogió, yo trabajaba para ellos, pero no pasó mucho tiempo antes que mi padres adoptivos me encontraran y me pidieran que regresara".
Decidió volver, pero a los 20 años tomó sus cosas y llegó a Concepción.
El primer intento que hizo por encontrar a su madre fue fallido.
"Le pasé la foto de mi mamá a un carabinero, pero lo trasladaron a Chillán y ahí perdí todo lo que tenía de ella", recuerda.
Las ganas de conocer la verdad fueron más fuertes que el desgaste y la tristeza. Prometió que nada lo detendría y así fue.
El miércoles 7 fue al Registro Civil, con el primer nombre y apellido de su mamá. Nada indicaba que ese día la suerte estaría de su lado. "La oficial abrió la primera carpeta de su computador y me dijo: mira aquí aparece una Mercedes Espinoza Sánchez, casada con Abel Riquelme Riquelme. Ahí dije ellos son".
La Espera
Tomó la información y se fue a la subcomisaría de San Pedro de la Paz. Lo recibió el cabo Víctor Vera. "Me atendió amablemente.
Hizo un par de llamadas y al rato me dijo: ya tenemos a su mamá".
El nerviosismo en ese minuto no daba más, "recorrí todos los pasillos de la comisaría, no sabía qué hacer". Cuenta que luego, le tomaron sus datos y le prometieron llamarlo en la noche para coordinar la hora del encuentro.
A las 23 horas sonó su teléfono para decirle que el jueves a las 20 horas lo esperaban. Por supuesto que no durmió nada.
Quien tampoco pegó pestaña esa noche fue su madre, ella lo había buscado por años, pues pese a que su marido le había dicho que estaba muerto, su instinto materno le decía lo contrario.
La vida de Mercedes fue una pesadilla. Su ex marido, quien falleció en 2004, no se conformó con vender al segundo hijo de ambos. El tercero lo cambió a una familia por 20 litros de vino y una oveja, mientras que a la más pequeña y única mujer se la quitó. Es aquí cuando entra a la historia Víctor Ríos Vargas, el actual marido de Mercedes.
Él la ayudó a recuperar a Francisco, el segundo de sus hijos y a buscar incesantemente a Patricia, la menor. Esto produjo la indignación de su primer marido, quien mandó a quemar la casa donde vivían. Fue ahí cuando partieron con Francisco y Juan Antonio -el mayor- a vivir a Valdivia.
El Reencuentro
Pese a todos los obstáculos el destino quiso juntarlos. Por distintas cosas, madre e hijo llegaron a vivir a Concepción.
Ayer, sentados en la misma mesa y tomados de la mano, coincidieron en que nunca perdieron las esperanzas de reencontrarse.
Pese a la felicidad que ambos sienten aún no pueden decir misión cumplida. Falta Patricia, a quien le tienen reservado un puesto en la mesa, pues les dijeron que en los próximos días la llevarían de vuelta a casa.
Héroe
El cabo primero Víctor Vera Tabilo, de la Subcomisaría de San Pedro, permitió que ésta trágica historia tuviera un final feliz. Recuerda que Juan Carlos llegó con carnet en mano y el certificado de nacimiento de su madre. "Con esos datos todo fue más fácil, llamé a la central y me dieron la dirección de ella". Entonces, solicitó que un carro corroborara el domicilio. "La llamé, pero la noté incrédula y nerviosa.
Pedí que me comunicara con su marido y con él nos organizamos para el día siguiente", relata orgulloso. Comenta que estos casos no son comunes y que sólo se registran dos o tres al año. Este es el cuarto reencuentro en el que participa, pero el que más le tocó. "En los otros sólo intercambié datos".
Dice que su desafío ahora es encontrar a Patricia.
[Francisca Iob V.]
[12 de febrero de 2007]
[©el sur]
12 febrero 2007
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