16 noviembre 2008

El Crimen Que Quintrala Pérez No Cometió

[Santiago] Revelaciones del expediente del intento de homicidio de 2002. Ya en 2002, Investigaciones advirtió su responsabilidad de querer atentar contra la vida de su pareja, Carlos Felip. Los detalles arrojan que quería estar presente cuando ocurriera el crimen. Pese a todo el caso fue cerrado y nunca se hizo un examen psiquiátrico, solicitado al tribunal.
Lucrecia Lara Garrido veía en María del Pilar y Carlos Rafael una pareja feliz. Llevaba cinco años trabajando como asesora del hogar en Seminario Nº 95 y nunca notó algo extraño, nada que indicara una separación ni menos, un intento de homicidio.
Tan ajena a la mente de su patrona estaba que el 6 de julio de 2002 no reparó en una sospechosa reunión que sostuvo la mujer con un inspector de la Municipalidad de Santiago en calle Santo Domingo, quien la acusaba de intentar asesinar a su conviviente.
Pocos días antes, en una fuente de soda de la Plaza de Armas, María del Pilar Pérez López dio instrucciones claras y precisas a William Martínez Salinas, un funcionario de la Dirección de Obras Municipales, para engañar a su conviviente, Carlos Rafael Felip Imperatore, y llevarlo al sector de El Noviciado para matarlo, sacarle la billetera y el reloj, y arrojarlo a la orilla del Río Mapocho.
Los detalles de esta tentativa de homicidio y por qué no terminó en condena, quedaron registrados en 2002, en el expediente 25329, del 17º Juzgado del Crimen que actualmente está guardado (desde el 2006), en el Archivo Judicial de Santiago con sobreseimiento temporal.
Recién el viernes, se había pedido una copia autorizada por parte de la fiscalía de Ñuñoa, según confirmó Xavier Armendáriz, jefe regional de la Fiscalía Metropolitana Oriente, y el desarchivo del mismo expediente, por parte del Cuarto Juzgado del Crimen, tribunal que tiene a su cargo el antiguo expediente y que estudiará su reapertura.
El proceso es breve, sólo cuenta con 169 hojas y nunca se dictó una encargatoria de reo pese a que la Brigada de Investigación Criminal de Providencia, que indagó la denuncia interpuesta por Carlos Rafael Felip Imperatore la presunta víctima , concluye algo muy distinto.
El entonces subcomisario José McLean y la subprefecto Cecilia Correa establecieron en un informe redactado el 19 de agosto, que "se acreditó la efectividad de la denuncia conforme las declaraciones insertas en el presente informe" y agregan que "no se descartó de total responsabilidad a la imputada de este delito".
El expediente no consigna la declaración de María del Pilar Pérez López ni tampoco todas las diligencias solicitadas en su momento por el abogado querellante Pablo Flores. Tal vez, la más importante que pudo influir para evitar las acciones futuras que, entre otras posibles, terminaron hace dos semanas con la vida del ingeniero comercial Diego Schmidt-Hebbel, fue una serie de exámenes sicológicos y psiquiátricos que fueron solicitados al tribunal pero que nunca fueron ordenados por Patricia González, titular del juzgado.
El expediente confirma que fue el mismo William Martínez el supuesto sicario quien advirtió a Felip Imperatore de los planes de su mujer.
El 12 de julio de 2002, Martínez declaró que los primeros días de ese mes, en una fuente de soda, cercana a la Plaza de Armas, "me manifestó que deseaba eliminar a una persona y que había que matarlo y echarlo al Río Mapocho, por el sector de El Noviciado manifestándome, en ese momento, que era su esposo y diciéndome, además, que debíamos hacerlo entre los dos. Yo respondí que lo haría solo. La prueba sería que yo le llevaría la billetera y chequera, puesto que ella podía vender los cheques. En un principio no quería que fuera solo, pero después a aceptó".
Tanto en la declaración como en el posterior careo al que fueron sometidos éste y la mujer, sostiene que ella le ofreció 2 millones de pesos y una camioneta para cometer el crimen. Sin embargo, nunca se acreditó que existiera algún pago.
El tribunal tampoco pidió información sobre los movimientos financieros de María del Pilar ni de Martínez.

La Confesión
Las dudas y preocupaciones cayeron encima al empleado que dice haber decidido contarle lo sucedido a la presunta víctima.
"Ese mismo día a las 17 horas llamé a un Carlos Felip Imperatore manifestándole que debíamos juntarnos para ver un trabajo en el sector de El Noviciado.
Este me pasó a buscar en su camioneta. Cuando nos dirigíamos por el camino me sentía muy incómodo y no encontraba la forma de contar lo ocurrido por lo que cuando íbamos por Vespucio le conté, es decir, le relaté todo lo que me había dicho su mujer y que por favor no regresara a su casa dejándome a mí en el estacionamiento en el que dejé mi vehículo y retirándose", le explicó al tribunal.
La declaración que hizo el funcionario municipal es casi calcada a la de Felip Imperatore, quien detalla el encuentro que sostuvo con William Martínez, el momento en que le confiesa los planes que tenía su mujer y los pormenores de los mismos.
Tras juntarse en Catedral con San Martín, en el centro de Santiago, en la camioneta de Felip se dirigen hasta Américo Vespucio con Lo Echevers. Tras detenerse en la berma, bajan del vehículo y le cuenta del encuentro con su pareja en la fuente de soda.
"En ese lugar ella le indicó que yo le había hecho algo terrible y que debía grandes cantidades de dinero y quería que él me matara. Le ofreció $2.000.000 y le explicó un plan que él debía seguir para hacerlo. La idea era tirarme al Río Mapocho, muerto, en el sector de El Noviciado, a donde me llevaría con la excusa de un trabajo. Mi señora le pidió a William que me quitara la billetera y la chequera porque ella podía vender los cheques. La camioneta debía abandonarla en algún lugar lejano. Le recomendó usar guantes quirúrgicos", cuenta Felip.
La posible planificación del crimen queda de manifiesto, según Felip, debido a que estando informada de que su pareja iría a El Noviciado junto a William Martínez, al pasar las horas, comenzó a llamar a amigos y a la madre de su pareja diciendo que él no había llegado y que andaba en un asunto muy distinto.
Felip declaró que "llamé a mi madre para informarle y me contó que a las 19:30 horas había hablado telefónicamente con mi señora quien le había informado que yo estaba fuera entregando unos programas de software que vendo y cobrando unas facturas que me habían avisado estaban listas. En ningún momento mencionó a William Martínez o El Noviciado. Permanecí en la casa de mi hermana aproximadamente hasta la una, esperando comunicarme con mi sobrino, Patricio Martínez, abogado que reside en Antofagasta. Durante ese período mi señora se comunicó con varios amigos contándoles que yo no había llegado y a algunos les indicó lo mismo que le había contado a mi madre".
Tras recibir asesoría legal de su sobrino, Felip decidió acudir a Carabineros de la 19ª Comisaría de Providencia para estampar la denuncia el 11 de julio. Más tarde, acompañado por carabineros fue a Seminario Nº 95 a retirar sus cosas: "Mi señora abrió la puerta y apenas me vio me dijo que cómo podía contar eso de ella, antes que yo le explicara y me seguía a todos los rincones de la casa mientras sacaba mis cosas, asegurándome que me quería mucho y cuidando que no tomara nada que no fuera de ella".
Tres horas más tarde lo llamó para explicarle que todo era un malentendido: "Me aseguró que mi madre y todas las otras personas le habían entendido mal y que lo que había dicho era que yo había salido a dejar tres programas y cobrar unas facturas".
[Luis Narváez]
[16 de noviembre de 2008]
la nación]

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