[Héctor Rojas y Patricio Carrera] Las contradictorias hipótesis de las policías, la doble vida del único sospechoso y el sangriento desenlace de un hecho que conmocionó al país. Caso descuartizado: la historia de mentiras tras un crimen imperfecto. El hallazgo de restos humanos esparcidos por Santiago dio inicio a una intriga policial como pocas en la historia de la investigación criminalística chilena. La fiscalía descubre las verdaderas razones que tuvo el comerciante para sembrar pistas falsas en una carta en la que reconoció implícitamente su autoría en el homicidio.
Una venganza entre narcotraficantes, una brutal lección por traicionar a antiguos cómplices, un crimen pasional cometido por encargo, etc. Toda hipótesis quedó corta frente a lo escabroso de lo que realmente ocurrió en el caso del descuartizado de Puente Alto.
Un hombre aparentemente ejemplar, padre de familia, próspero comerciante y dirigente gremial jugado por los suyos. Al otro lado de la moneda un joven marginal, drogadicto, vagabundo, ladrón, de rasgos finos y pelo rubio. Nada en común entre ambos. Y mucho a la vez.
Jorge Martínez Arévalo, de 41 años, jefe de inspectores de la Municipalidad de La Pintana, es hasta ahora el único sospechoso del crimen de Hans Hernán Pozo Vergara, de 20 años, ‘El Rucio'. Pero Martínez se suicidó antes de llegar a responder ni una pregunta sobre el homicidio.
El fiscal jefe de Puente Alto, Pablo Sabaj, a cargo de la investigación, ha reunido evidencia suficiente como para acreditar que Martínez llevaba una tortuosa doble vida y que se relacionaba con jóvenes que ejercían el comercio sexual gay, entre ellos ‘El Rucio'.
1. Trozos de Hans
Pero Martínez escribió una carta preparando su suicidio. Sintiéndose acorralado y viendo a diario las noticias que hablaban del ‘caso descuartizado', inventó en la nota que Hans era su hijo y lo estaba extorsionando. Una prueba de ADN derrumbaría esa versión. Era una más de las mentiras de Martínez, quien en la misiva sostiene que pidió ayuda a dos policías para resolver su "problema" con el muchacho.
Pozo fue asesinado de dos tiros en la nuca y su cuerpo fue descuartizado en 10 partes que fueron diseminadas en las comunas de Puente Alto y San Bernardo. Antes, el o los autores del crimen cercenaron las yemas de los dedos y los tatuajes del cuerpo para impedir su identificación.
Los trozos fueron lavados cuidadosamente y luego refrigerados.
Jorge Martínez se quitaría la vida la tarde del sábado 8 de abril pegándose un tiro en el cráneo, mientras personal de Carabineros intentaba interrogarlo por el crimen. Tras de sí dejó una sombría historia de dudas, una carta colmada de falsedad y la sorpresa de una doble vida que recién ahora se comienza a conocer.
El lunes 27 de marzo un perro quiltro llamado ‘Rocky' es visto en la población Marta Brunet con un pie humano aferrado en su hocico. Nace así el caso del ‘descuartizado de Puente Alto'. La fiscalía local ordena de inmediato a Carabineros efectuar un rastreo minucioso en la zona frente a la posibilidad de hallar más restos humanos. Esa misma noche los efectivos policiales encuentran la cabeza con dos impactos de bala y la nariz arrancada de la cara.
Los vecinos del sector comienzan a hablar de una venganza narco y mencionan una misteriosa camioneta blanca que fue vista arrojando desperdicios por el sector.
El miércoles 29 fueron hallados los dos brazos y las dos piernas. Los tatuajes de las extremidades estaban cercenados. Al día siguiente fue hallado el pie izquierdo. A esas alturas el horror no hacía más que aumentar. El jueves, el fiscal Sabaj ordena al Servicio Médico Legal la confección de un retrato digital del rostro de la víctima, el que es exhibido públicamente ante la posibilidad de que alguien pueda aportar datos sobre el caso o reconocer al descuartizado. Quedaba claro que no se estaba ante un caso vulgar de homicidio.
2. La Identificación
Juan Molina, ‘El Huaso Molina', es interrogado ese mismo día por su presunta vinculación con el crimen al ser el dueño de la camioneta sospechosa. Efectivos policiales allanan su casa y lo detienen por porte ilegal de armas. Permanece recluido por cinco horas, pero éste niega cualquier vinculación con el crimen.
Cuatro días más tarde son halladas las manos. Las yemas habían sido arrancadas a cuchillo.
El martes 4 de abril, en un camino rural de San Bernardo, Carabineros encuentra el tronco. Las nalgas no estaban y tampoco las vísceras. Se detecta que las partes del cadáver habían sido lavadas y expuestas al frío.
Simultáneamente, el Laboratorio de Criminalística de Investigaciones logra reconstruir con éxito las impresiones dactilares de la víctima. Tras cotejar esa información en los archivos carcelarios, el miércoles 6 Gendarmería determina que los restos corresponden al joven ex presidiario Hans Pozo Vergara.
La idea del fiscal Pablo Sabaj era mantener durante 10 horas en secreto la identidad de Pozo para avanzar en las pesquisas. Pero una descoordinación con Investigaciones deriva en que el nombre se haga público, dificultando las diligencias, según reconocería más tarde el propio fiscal.
Esa noche en la Villa La Cultura, quienes conocen a Hans Pozo señalan que el joven era adicto a la pasta base y que se dedicaba a la prostitución como una manera de costear su dependencia. Lo definen como una persona tranquila que deambulaba por el sector.
3. Hipótesis Contradictorias
Ajenos al trajín policial, los vecinos ya tienen su propio sospechoso: un comerciante de helados del sector. Varios jóvenes señalaban que esta persona buscaba a Pozo para requerir sus servicios sexuales.
Efectivos de la BH y Carabineros reúnen testimonios sobre la vida de ‘El Rucio' y se comienzan a esbozar las primeras líneas de investigación.
La policía civil apuesta por un ajuste de cuentas entre narcotraficantes vinculados al crimen organizado. Incluso piden dos órdenes de detención al fiscal Sabaj: una para un ciudadano mexicano y otra para el dueño de una camioneta Volkswagen Saveiro supuestamente ligado a Hans Pozo. El fiscal niega la solicitud. Mientras, Carabineros indaga un presunto crimen pasional de carácter homosexual.
Paralelamente, la fiscalía detecta que una de las direcciones dadas por Hans Pozo en investigaciones penales era nada menos que la del... heladero. La BH no habría compartido esa línea investigativa insistiendo en su tesis del crimen organizado, por lo que las pesquisas son encomendadas por Sabaj al OS-9 de Carabineros.
4. El Suicidio
Querían hablar con él, pero todo salió mal. Cerca de las 15.00 del sábado 8 de abril unos 10 efectivos de Carabineros llegaron hasta la distribuidora de helados de Jorge Martínez, en Venancia Leiva con Santa Rosa. Su intención era interrogarlo sobre el caso. Desde el exterior del local se escuchó un tiro. Martínez había escapado hasta una pieza interior, donde se disparó en la sien.
El frontis del local se colmó de policías de ambas instituciones y, según versiones que se manejan al interior de Carabineros, algunos detectives esparcieron el rumor de que los policías uniformados habían matado al comerciante, quien, además, no tenía nada que ver en el crimen de Hans Pozo.
Róbinson Martínez, hermano del microempresario, fue el primero en atenderlo y en medio de gritos y su mano derecha manchada con la sangre de Jorge acusó a los policías de darle muerte.
Peritajes ordenados en el lugar y una autopsia practicada en el SML han desvirtuado esta tesis, al establecer que se trató de un suicidio.
5. La Carta
Ese mismo día en la noche se descubre que el comerciante había dejado una carta de 20 páginas escritas a mano. En ella hizo un implícito reconocimiento en la autoría del crimen, al asegurar que Pozo lo extorsionaba por el tema de la paternidad.
El lunes 10 peritos del Labocar encuentran abundantes rastros de sangre en el furgón de Jorge Martínez. El análisis no dejó dudas: era la sangre de ‘El Rucio'.
Hasta el momento se ha establecido que gran parte de lo escrito era mentira y que la angustia de que la doble vida que llevaba se hiciera pública lo habría llevado a matar al joven y esparcir sus restos. Ello, sin siquiera imaginar lo que vendría.
Las pistas falsas que se han descartado
Desde distintos frentes, numerosas pistas falsas han contaminado la investigación del homicidio y descuartizamiento de Hans Pozo Vergara.
Las primeras se refieren a las tesis policiales preliminares manejadas por la Brigada de Homicidios en relación con que el homicidio estaba relacionado con el crimen organizado. Los policías incluso pidieron al fiscal dos órdenes de detención de personas que, según ha quedado comprobado, nada tenían que ver en el asesinato.
Las otras versiones falsas se refieren a la carta dejada por Martínez, en la que asegura que Hans era su hijo y que pidió ayuda a dos policías para eliminarlo.
[16 de abril de 2006]
[©la tercera]
16 abril 2006
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