19 abril 2007

mató por una garrafa de vino

[Los Ángeles] Pese a que el hecho que terminó con la vida de su pariente tuvo lugar hace casi un año, la familia de Juan Ramón Campos Ibáñez aún no se convence del porqué del asesinato. Ayer, durante la audiencia desarrollada en el Tribunal Oral de Los Ángeles, la madre y cuatro hermanos de este hombre, oriundo de la comuna de Quilleco, escucharon atentamente los detalles de lo ocurrido aquella tarde de junio de 2006. Los humildes espectadores pudieron ver también, cara a cara, al causante de su sufrimiento, Javier Antonio San Martín Valenzuela, alias ‘el pichicola'.
Ya lo conocían, es cierto. De hecho, sabían del victimario, que actualmente ostenta 49 años, desde que éste era un adolescente. Sabían que le gustaba beber alcohol, y que cuando estaba bajo sus efectos, era prepotente al nivel de ofrecer golpes a quien no le entregara dinero para seguir consumiéndolo, sin importar que se tratara de mujeres o niños.
"Incluso yo le di plata algunas veces, y una vez que no quise hacerlo trató de pegarme, pero me defendí. Era muy prepotente y en el pueblo la gente no quiere que regrese", relató José Bernardo Campos Ibáñez, hermano del infortunado.
Según el testimonio de la familia, y lo consignado en la investigación, el individuo asesinado padecía desde hace aproximadamente dos décadas, el mismo vicio de su agresor. Sin embargo, a diferencia de éste, no era violento y conseguía los recursos para beber trabajando para distintas personas, que además le regalaban comida.
Precisamente, el día en el que falleció Juan Ramón, estaba afuera de una casa en la que habitualmente prestaba ayuda, y en sus manos portaba un bidón con vino que le habían obsequiado. Cuando eran cerca de las 19 horas se encontró casualmente con su victimario, ya ebrio desde hace algunas horas.
Lo relatado por los testigos indica que el asesino trató de arrebatarle el envase al occiso, a lo cual éste se opuso verbalmente. San Martín Valenzuela no tuvo contemplaciones, y tras sacar el cuchillo cocinero que portaba, apuñaló en el abdomen a su indefenso adversario, provocándole una herida penetrante que derivó en su muerte, pese al intento de auxiliarlo realizado por los vecinos.
En vista de los antecedentes, el tribunal dictaminó la condena del acusado, quien ahora arriesga una pena de 7 años de cárcel, período que, de acuerdo al fiscal Rodrigo Flores, se justifican plenamente.
"El daño causado, como el gran dolor físico que debió padecer la víctima en sus últimos momentos de vida y el daño moral provocado con su muerte a la familia, ameritan a mi juicio esa pena, pero es el tribunal quien tiene la última palabra al respecto", aclaró el abogado.
Cabe consignar que San Martín Valenzuela presenta en su prontuario delitos por hurto y por lesiones contra terceros, pese a lo cual su defensa igualmente solicitó una disminución de su castigo, argumentando que cometió el crimen sin plena conciencia de sus actos.
Lo que suceda finalmente se conocerá el próximo lunes, a las 16 horas, cuando el tribunal informe en audiencia los años que tendrá que cumplir el homicida privado de libertad.
[19 de abril de 2007]
el sur]

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