05 junio 2006

condenan a carabinero por robo y secuestro

[Carla Gallegos] Mantuvo cautivo más de cinco horas a empresario de origen árabe. A casi un año de los hechos el Cuarto Tribunal Oral de Santiago condenó al cabo Rafael Quintana -dado de baja- a siete años de presidio y a sus colaboradores Christian y Roberto Lizama a 15 años y un día por el mismo delito.
El 29 de junio de 2005, marcó de rojo la hoja de vida intachable del cabo Rafael Quintana de dotación de la 18ª Comisaría de Ñuñoa, y determinó su salida de la institución. Concertado con sus cómplices, los hermanos Christian y Roberto Lizama Mandujano, sobornaron a un empresario de origen árabe, para obtener un abundante dividendo aprovechando sus deudas con la ley.
Así, vestidos de funcionarios de la Sección de Investigaciones Policiales (SIP), con chalecos y gorros institucionales, y portando armas de fuego, llegaron a las 11:30 horas hasta el local comercial Alacril y Cía., de avenida Portugal 649 en Santiago, donde preguntaron por el dueño, Roberto Díaz Salvador.
Enfrentados con su víctima, Christian Lizama -el líder del grupo- le manifestó que estaba detenido por dos órdenes pendientes en su contra, por narcotráfico y conducción en estado de ebriedad, las cuales habían sido chequeadas por Quintana.
Consciente de que los cargos eran ciertos, el empresario se aprestó a obedecer la orden policial. Sin embargo, sus actos fueron congelados por una propuesta tentadora: "Amigo, esta situación la podemos arreglar a la buena o a la mala: Si nos paga un millón de pesos, nos olvidamos de este cuento".
Decidido a continuar con su empresa y a desechar una estadía en la cárcel, Díaz meditó la oferta ante la presencia de su empleado Luis Montero, a quien los presuntos policías solicitaron su carné de identidad para "descartar" que tuviera algún encargo. Finalizado el trámite, el empresario accedió a la propuesta.
Así, se dirigieron en la camioneta Mitsubishi Montero de Díaz -inscrita a nombre de su madre, Esther Salvador, como todas sus propiedades por un conflicto con cheques- rumbo al Banco BCI de Buin, donde se efectuaría el giro.
"En el camino, los sujetos dijeron a Díaz que estaban saliendo de un turno de noche y que los invitara a tomar desayuno al restaurante Bavaria de la carretera. Allí acordaron que una vez efectuado el pago quedaría en libertad", explicó el fiscal a cargo de la investigación, Patricio Cooper.
En el banco el empresario canceló 700 mil pesos a sus captores, y comenzó a sospechar de ellos por su actitud nerviosa ante la presencia de carabineros apostados en las afueras de la sucursal. Media hora más tarde fue llevado hasta el sector La Pirámide en Vitacura, donde fue trasladado de vehículo, perdiendo para siempre de vista su camioneta. A las 17 horas fue abandonado en la Ruta 5 Norte.

Indagatoria
Mientras el empresario continuó su vida normal, la Brigada de Robos Metropolitana (Birom) de Investigaciones tras la pista de otro delito cometido por falsos policías, llegó hasta el domicilio de Christian Lizama donde se encontraron las especies institucionales, las que había comprado ayudado por el cabo Quintana.
En su defensa Lizama negó ser el autor del robo, ya que para entonces contaba con dinero de una "levantada" o secuestro que había hecho en contra de un empresario, declaración que fue la punta del iceberg para desbaratar su banda.
Así, a casi un año de los hechos y pese a los intentos de la defensa por convencer a los jueces del Cuarto Tribunal Oral de Santiago, de que se trataba de un acuerdo entre la víctima y los imputados, el cabo fue dado de baja y condenado a siete años de presidio y sus cómplices a 15 años y un día, por robo con secuestro.
[Carla Gallegos]
[5 de junio de 2006]
la nación]

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