09 agosto 2006

asesinato de semana santa

[Marcelo Garay V.] Archivos del crimen. Murió ahogada en su propio vómito, luego de que un primo la golpeara para robarle joyas y dinero que acumulaba. Zoila Troncoso y el asesinato que tiñó de rojo la Semana Santa de 1955. Pesquisas policiales se centraron en su entorno familiar, pues la millonaria anciana había cambiado a los herederos en su testamento. Policías pusieron bajo la lupa a cuatro jóvenes sobrinos de la víctima.
La Semana Santa de 1955 podría ser recordada por el tradicional recogimiento espiritual del mundo cristiano. Pero el asesinato de la anciana Zoila Elena Troncoso Valdivieso (70) convirtió esa fecha en un mito urbano que marcó la historia del crimen en Chile.
Viuda, millonaria, desconfiada, solitaria y ligada a la alta sociedad de la época, la mujer fue asesinada la tarde del Viernes Santo en su mansión -hoy desaparecida- de Alameda 2590, esquina Molina, en Santiago. Él o los asesinos la mataron para robarle joyas y parte de la fortuna de 100 millones de pesos que acumulaba.
Cuatro días después del homicidio, bomberos y policías ingresaron a la propiedad alertados por una sobrina de la víctima que, preocupada porque su tía no contestaba el teléfono, fue hasta el edificio de 60 habitaciones para saber qué ocurría. En un salón de costura, doña Zoila yacía boca abajo con la cabeza envuelta por una toalla. El hedor era insoportable.

Parientes
Los peritos policiales determinaron que fue golpeada varias veces en la cabeza con uno de sus zapatos y que la habían asfixiado. Luego le sustrajeron joyas y dinero desde una caja fuerte.
Las pesquisas se centraron en su entorno familiar, pues la víctima había cambiado a los herederos en su testamento. Más aún, a poco del crimen su hermana Sara tramitó la Posesión Efectiva de la casona de Alameda.
La presencia de huellas y cabellos llevó a los polis a poner bajo la lupa a cuatro sobrinos de la anciana: Guillermo y Sergio Guzmán Troncoso, de 19 y 16 años , respectivamente, y Manuel y Jorge Troncoso Droguett, de 20 y 16 años de edad. Otros familiares desfilarían por el despacho del juez Ramón Campos, en el Quinto Juzgado del Crimen de Santiago.
Centenares de testigos, entre ellos una mujer que estuvo con la víctima el día del crimen, aumentaban las sospechas sobre la familia. Así fue demostrado, aunque los cuatro sobrinos quedaron en libertad. También un conductor de buses que fue implicado en el hecho. ¿Por qué?.
El asesino fue el primo de doña Zoila, Manuel Troncoso Tier, padre de Jorge y Manuel, dos de los sobrinos implicados preliminarmente. Pero nunca se sospechó de él. El día del crimen purgaba una condena por estafa en el desaparecido anexo Capuchinos.
Tras coimear a uno de sus guardianes, salió de la cárcel y visitó a su prima para pedirle dinero para saldar deudas y dejar la prisión. La anciana no lo escuchó y se negó al préstamo. Enfurecido, aprovechó un descuido y la aturdió de un golpe en la cabeza. Luego la amordazó.
Antes de huir con lo robado, Troncoso cortó el cable del teléfono y se marchó creyendo que su prima despertaría luego. No fue así. Según la necropsia, murió ahogada en su propio vómito.
La justicia estimó que el victimario no tuvo intención de matarla y lo libró de responsabilidad penal. Eso hace 51 años. Desde entonces nadie pagó por el crimen.

Teorías y Conatos de la Prensa
La cobertura periodística del crimen de la ‘anciana millonaria' tuvo varias peculiaridades. Además de sesudas teorías elaboradas por reporteros policiales de entonces, los lectores aportaron lo suyo.
Tras varias cartas con quejas por labor policial, La Tercera de la Hora desafió a los lectores a elaborar sus teorías y hacerlas llegar a la policía.

El Pichanga
Pero hubo también anécdotas. Como la del fotógrafo José ‘Pichanga' Muga el día que los sobrinos de la anciana abandonaron la cárcel y varios ‘guardaespaldas' de los liberados agredieron a la prensa. Mientras su colegas respondían a la golpiza, ‘El Pichanga' prefirió zafar.
Al repudio de sus pares respondió que era malo para pelear. Días más tarde publicó las fotos de la gresca en la Revista Vea, donde trabajaba. La pega está primero, dicen.

Homicidios Que Marcaron la Fecha Religiosa
El asesinato de Zoila Troncoso fue seguido de una serie de sucesos policiales que, además de semejarse por el tipo de víctimas, móviles y modus operandi, tuvieron como denominador común la fecha religiosa.
En los años posteriores varios asesinatos de ancianas acaudaladas y solitarias, cometidos también en Semana Santa, marcaron el quehacer de la policía y de los periodistas del sector.
Para todos, el contexto hacía prever nuevos crímenes. La alerta era máxima y esos días no eran de buen presagio en las redacciones de prensa y tampoco en la Brigada de Homicidios de la Policía Civil.
Fe de ello da el comisario (R) René Castro (54), quien dirigió la BH a fines de los años '90.
"Por muchos años provocó un gran miedo. Partió con el crimen de Zoila Troncoso y luego se generó un susto con varios otros, ocurrido años después en esa fecha", contó.
Un crimen en Semana Santa era casi fijo y obligaba a turnos especiales. "Podías entrar un domingo y volver a la casa el jueves, muchas veces sin cambiarte ropa", narra Castro, hoy profesor de Criminalística de la Universidad Tecnológica Metropolitana.
El ‘mito' se repetía también entre los reporteros que se predisponían de antemano a cubrir un crimen para esos días.
La ‘tradición' se acentuaría con el triple homicidio de las hermanas Vera Romero y la empleada de éstas, y que se conoció como El Crimen de Avenida España, cuyos autores enfrentaron el paredón.
Con el tiempo ese ‘terror' fue desapareciendo, pero hubo casos más recientes que reavivaron la creencia.
"En los años '80 una viejita apareció muerta en la puerta de su casa en el sector de Independencia. De inmediato, se comprobó que la habían matado para robarle. Nuevamente renació el mito", contó el jefe policial.
[Marcelo Garay V.]
[9 de agosto de 2006]

la cuarta]

No hay comentarios.: